cuando la culpa siempre es del otro Es muy habitual encontrarse con personas que tratan de eludir responsabilidades. Se hace desde la infancia, con el “NO FUI YO”, hasta la madurez mediante toda clase de excusas. Se podría entender negar una culpa en cuestiones que podrían perjudicar a esa persona, pero, curiosamente, muchas veces se miente aunque las consecuencias de decir la verdad no impliquen perjuicio o, peor aún, deje en evidencia al mentiroso. La principal causa de las mentiras es el miedo infantil al rechazo, a perder el aprecio de los demás , un miedo que incita a echar las culpas a las circunstancias, a factores ajenos o a los demás. Poner excusas es tan habitual para algunas personas que a veces ya no importa si el argumento es razonable o no, sobra con pensar que nadie puede desmentirlo.
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